I2 (30) - Hua IV 123

Dabei (Q.V.) ist wie das Ding selbst so die Seele selbst nichts weiter als die Einheit ihrer Eigenschaften; in ihren Zuständen "verhält" sie sich so und so, in ihren Eigenschaften "ist" sie, und jede ihrer Eigenschaften20 ist ein bloßer Strahl ihres Seins. Wir können dies auch so ausdrücken: die Seele ist die Einheit der auf den niederen sinnlichen aufgebauten (und selbst wieder in ihrer Art sich aufstufenden) "geistigen Vermögen", und sie ist nichts weiter. Wenn die alte Psychologie Vermögenslehre war, so 25war sie das, was sie eben als Seelenlehre einzig und allein sein konnte und sein mußte. Wenn sie fehlte, so lag das nicht an der angeblich "verkehrten Vermögenspsychologie", sondern daran, daß sie methodisch versagte, d.i. nicht die Methode ausbildete, die ihr als Seelenlehre, als recht verstandene Vermögenslehre30 vorgezeichnet war. Sie fehlte, allgemein gesprochen, insbesondere darin, daß sie das systematische Studium der seelischen Zustände, also zu unterst der "Bewußtseinszustände" unterließ oder gar zu leicht nahm, während diese doch als das Material der Beurkundung alles Seelischen des allergründlichsten 35Studiums bedurft hätten
I2 (30) 162 - Hua IV 123

Ahí (Q.V.) el alma misma, tal como la cosa misma, no es más que la unidad de sus propiedades; en sus estados se "comporta" así y asá, "es" en sus propiedades, y cada una de sus propiedades es un mero rayo de su ser. Esto también podemos expresarlo así: el alma es la unidad de las "facultades espirituales" edificadas (y ellas mismas escalonadas a su manera) sobre las facultades sensibles inferiores, y nada más. Siendo la antigua psicología teoría de las facultades, fue lo que, precisamente como teoría del alma, única y exclusivamente pudo ser y tuvo que ser. Si falló, no se debió a la supuestamente "torcida psicología de las facultades", sino a que fracasó metodológicamente, esto es, no cultivó el método que tenía delineado para ella en cuanto teoría del alma, en cuanto una teoría de las facultades correctamente entendida. Hablando en términos generales, falló particularmente en que omitió, o tomó demasiado a la ligera, el estudio sistemático de los estados anímicos, es decir, en lo más bajo, de los "estados de conciencia", mientras que ciertamente éstos, en cuanto material de la protomanifestación de todo lo anímico, habrían requerido del estudio más radical.