Eduardo Harada Olivares.
En los últimos meses se ha hablado de la posibilidad de modificar
el programa de lógica de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP). Sin
embargo, a diferencia de lo que ha sucedido en otros años, en esta
ocasión se busca que dicha modificación no se limite a mover
de lugar, quitar o agregar algunos temas sino que sea consecuencia de un
trabajo de reflexión filosófica acerca del modo en que la enseñanza
de esta materia puede ayudar a alcanzar los objetivos de aprendizaje, el
perfil del egresado o el tipo de alumno que se desea formar en esta institución
educativa. Por ello, incluso se ha puesto a discusión el tipo de lógica
que debe ser impartida.
En efecto, el programa de lógica de la ENP incluye, básicamente,
lógica formal, tanto tradicional, aristotélica o silogística
(concepto, juicio y razonamiento, principalmente, inferencias inmediatas
y silogismo categórico) como moderna, simbólica o matemática
(proposicional y algo de cuantificacional). Sin embargo, algunos profesores
dudan de la utilidad de este tipo de lógica para resolver problemas
y tomar decisiones de manera racional no sólo sobre asuntos teóricos
y disciplinares, sino también prácticos y cotidianos, lo cual
es, precisamente, lo que exige el Plan de estudios de la ENP.
Naturalmente, se ha pensado en introducir, junto con o en lugar de la lógica
formal, elementos de lógica informal, pensamiento crítico y
teoría de la argumentación.
El problema con estas tres propuestas es que no sólo resultan poco
familiares para la mayoría de los profesores del Colegio de Filosofía
de la ENP sino que inclusive entre quienes las conocen o creen conocerlas
no existe un acuerdo acerca de qué las caracteriza y, en concreto,
en qué se distinguen de la lógica formal y qué diferencias
existen entre ellas.
Por ello, algunos profesores de la ENP nos hemos dado a la tarea de investigar
los fundamentos teóricos y filosóficos de dichas propuestas.
En esta conferencia se presentarán los avances y resultados alcanzados
hasta el momento.